¿Alguna vez has ido a un lugar de comida rápida en el que cada colaborador encargado de la preparación y servicio estuviera completamente coordinado? ¡Es algo digno de verse!, y por supuesto de disfrutarse, ya que es en estos lugares en donde el servicio es excepcional.

Ese alto nivel de coordinación y dominio de técnicas no se da por arte de magia, es desarrollado gracias a una capacitación continua.

Los seres humanos aprendemos de manera constante, pero también tendemos a olvidar. Por supuesto que no nos gusta reconocer nuestra capacidad de olvido, pero alcanzar dicho reconocimiento nos permite encontrar técnicas o métodos que nos ayuden a reducir el impacto del olvido.

Agendas, calendarios, recordatorios, listas de pendientes, técnicas mnemotécnicas. Nada de esto sería tan efectivo si no hubiéramos comenzado a reconocer nuestra constante tendencia a olvidar.

De la misma manera que dejamos de recordar a personas o situaciones pasadas, nuestro cuerpo puede desentenderse de cierta información que nos permite realizar las actividades para las que hemos practicado.

Cuando realizamos actividades deportivas y practicamos para ganar competencias, es imposible asumir que, obteniendo buenos resultados en un momento, podamos dejar de practicar y esperar a que volvamos a obtener los mismos resultados.

La práctica constante nos permite alcanzar objetivos que nos hayamos planteado, pero también ayuda a mantener cierto nivel de mejora que hayamos alcanzado.

Cuando entrenamos para competencias entrenamos para ganar, por lo que una racha constante de derrotas puede ser suficiente para reflexionar acerca del rumbo de nuestras actividades. Del mismo modo, que un colaborador que no logra cumplir con sus objetivos de manera constante es posible pensar en la seguridad que tiene su sentido de pertenencia hacia la organización.

Tal y como sucede en las actividades deportivas, el problema no es la habilidad natural de los competidores para alcanzar sus objetivos, sino la falta de entrenamiento específico para tal o cual meta.

Porque una cosa es una rutina de entrenamientos generales y otra muy diferente una rutina de entrenamiento especialmente creada para las necesidades de un competidor.

Al practicar con métodos generalizados nos perdemos de ciertos matices que pudieran adecuarse a los entrenamientos, para algunas ciertas fortalezas ya dispuestas y para ayudar a formar habilidades que aún no se habían desarrollado.

A veces podemos creer que los errores no se notan, pero si nosotros mismos podemos notar la posibilidad de mejora ¿qué nos hace pensar que otras personas no la verán? Absolutamente nada más que nuestras propias ideas: sería una bonita técnica de autoengaño.

Muchos dudan sobre la capacitación dirigida a las personas que recién han ingresado a la organización, pero se debería dudar más de la práctica que prefiere dejar sin capacitación a toda la plantilla que conformará su organización.

La capacitación permite afianzar la seguridad de las actividades realizadas, lo que influye directamente en el sentido de pertenencia. A más logros y objetivos cumplidos, menor será el sentimiento de insatisfacción dentro de la organización.

Motivación y técnicas eficientes son el fruto de la capacitación constante. Las mejores soluciones cubren diversas necesidades.

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